sábado, 18 de diciembre de 2010

DEL AMOR AL ODIO ...



Porque las mujeres buscan a hombres importantes?
Porque quieren ser importantes como ellos. Es el deseo de su inconsciente que les impulsa a buscar a aquello de lo cual sienten la falta.
Lo vemos a diario, en la relaciones de artistas con peloteros, de secretarias o subalternas con sus jefes, de mujeres corrientes con hombres de la política, con médicos, abogados u otras profesiones de reconocido alcance social y por ende económico. Es una búsqueda de una posición de poder. Mas estas tendencias son menos propensas de encontrarse entre los hombres.

Es un fenómeno social en las relaciones de parejas muy poco estudiado. Este fenómeno se refiere a la transferencia.
No solamente la paciente se enamora de su médico, o psicólogo para que exista esta transferencia, sino que existe una pulsión en la mujer que tiende a la búsqueda de un hombre con mayor capacidad intelectual, o destreza física que ella.

Yo, personalmente he escuchado a cientos de mujeres decir que les fascinan los hombres “bien inteligentes”, “altos”, “apuestos”, “deportistas” “que usen gorra de militar” o “uniforme de piloto de avión” etc.

La sociedad de consumo (el hogar, la escuela, la universidad y el constructo socio-economico) ha de enseñar a la mujer a desarrollar ciertos tipos de comportamientos, además del comportamiento innato en su propia sexualidad, que consiste en la búsqueda del falo del hombre para satisfacer esa incompletud y llenar esa necesidad que se presenta en la vida cotidiana.

A todas estas mujeres les atrae la parte física o intelectual de la cual adolecen, es una necesidad de formar parte de un hombre que les permita sentirse importantes, de sentirse valoradas socialmente y de poder competir con sus pares: las otras mujeres.

A partir de estos postulados sobre las relaciones de parejas fundamentados en la transferencia, es que se establecen algunas relaciones, en las que a través del tiempo tienden a manifestar su propia realidad individual, después de haber pasado por un proceso de expectativas no cumplidas y experiencia de convivencia, la mayoría de los casos terminan en divorcios y en ODIO.

Debemos tener bien claro que esta no es la única forma de establecer una relación de pareja, pues el estudio del amor presenta otras opciones del porque las personas se enamoran.
Desde 1649 Descartes, en su Tratado de las pasiones del alma, ya hablaba de las pasiones definiéndolas como “percepciones o sensaciones o emociones del alma que se refieren particularmente a ella y que son causadas, mantenidas y fortificadas por un movimiento de los espíritus".

La emoción del amor, sería una emoción causada por el movimiento de los espíritus que incitan al alma a unirse voluntariamente a los objetos que parecen resultar convenientes. El odio, por el contrario, resulta ser una emoción causada por los espíritus que incitan al alma a separarse de aquellos que pueden resultar perjudiciales.

El amor tiene diferentes clases: de concupiscencia y de benevolencia. Habría dos clases de odio: una especie referida a las cosas malas y otra a las feas, esta última puede llamarse horror o aversión. Como este horror llegaría al alma por los sentidos sería mucho más violento que otros que llegan por la razón. Sin embargo serían los menos verdaderos, los más engañosos.

Sabemos que generalmente lo que produce horror no engaña, como por ejemplo la castración. Para Lacan la angustia no engañaba y el odio era un sentimiento lúcido.

Freud, quien luego confirmó su concepción sobre el odio nos dice que: lo primario es el odio. Se reacciona con odio frente al dolor. "El primer dolor despierta el primer odio". Así como el niño(a) ama a quienes le deparan placer, odia a quienes tratan de impedírselo. La sustracción de placer se transforma en dolor, y este en odio. Si bien es cierto, a primera vista el amor constituye la fuerza central de la existencia, el odio es en realidad el motor de todo acaecer. Se dice "No hay amor sin odio", frase más fácil de entender que "No hay odio sin amor".

Si el odio, fue lo primario que se dio en el ser humano y no el amor, porque entonces nosotros nos enamorados primero? El odio por supuesto, no es el sentimiento o el vínculo primario entre los seres humanos.
Las mujeres se enamoran, porque “no encontramos un rechazo inmediato a nuestros deseos inconscientes en relación al hombre ideal”. Así mismo sucede con el hombre.

Aun cuando el hombre es mas visual que la mujer, estas tienden a escoger a su pareja por su atractivo físico, y por las cualidades expresadas en el postulado sobre la transferencia, para posteriormente poner en juego sus emociones.

La ambivalencia AMOR-ODIO
Freud utiliza un término usado por Eugen Bleuler: la ambivalencia, desde una perspectiva afectiva o emocional.
Esta ambivalencia adherida a la moción pulsional en la mujer ( como también en el hombre) es la que con frecuencia puede generar su opuesto. La mudanza de la pulsión en su contrario se da en la transposición del amor en odio, que con frecuencia se presentan dirigidos al mismo objeto en forma simultánea.

En su origen, y como dijimos anteriormente el odiar se encuentra o se manifiesta en la relación hostil con el mundo exterior, que provee estímulos displacenteros.
Si el objeto prodiga sensaciones de displacer, se trata de poner distancia, se siente repulsión y se odia, más tarde esto puede devenir en el intento de agredir al objeto, de aniquilarlo.
Pese a que amor y odio aparezcan claramente como opuestos, no mantienen una relación simple entre sí. Por otra parte cuando se quebranta el vínculo de amor con un objeto, no resulta extraño que lo reemplace el odio, dando la impresión de que el amor se muda en odio. El odio puede adquirir un carácter erótico, garantizando la continuidad del vínculo amoroso. "Rencor, tengo miedo de que seas... amor".

El rencor es una suerte de resentimiento, algo del orden de la nostalgia, pero ligada al odio. "La odian mis ojos porque la miraron, mis labios la odian porque la besaron... Y es tan grande el odio como fue mi amor".
Desde allí, donde se dibuja el goce de lo que fue perdido, emerge ese odio. Un odio intenso luego de un amor intenso. Un amor, al cual se le deniega la satisfacción, y se torna odio. De esto no se salva ni el más grande amor.

Muchas mujeres han percibido la perdida desde hace mucho tiempo, desde su infancia, desde el mismo cuidado de sus progenitores, producto de la violencia física y verbal que generaban sus padres. Esta pérdida se refiere a la pérdida del amor, del afecto maternal y/o paternal.
Vemos entonces claramente que traemos el odio, vinculado al amor desde nuestros primeros pasos, es decir desde nuestra infancia.

Cuando ya no tenemos al hombre Ideal en casa
El odio surge cuando las expectativas de la mujer, en relación a sus deseos y pulsiones, demuestran en la realidad que este hombre no es lo que ellas estaban buscando. Comienzan a buscar excusas, a encontrarles defectos y deficiencias en su pareja, y tienden a convertir todas esas altas y falsas expectativas que ellas se habían formado, en un sentimiento de repulsión y odio inconsciente, que va siendo acumulado paulatinamente.

Lo que ella había visto inicialmente, he imaginado (en su fantasía) con su pareja, no lo es en la realidad, por lo tanto están confrontando y pasando por un proceso de displacer que les provoca resentimiento, que en muchas ocasiones tienden a internalizarlo y a no expresarlo. Ya esperaran el momento adecuado para “explotar” y aprovechar alguna ocasión que el hombre les pueda ofrecer para poder ejecutar todo su odio.

Este proceso del amor al odio se da porque existe un lazo emocional intenso, afectivo en donde la sexualidad juega un papel importante. Una de las formas de “desquite“ de muchas mujeres, es el de negar la relación sexual a su pareja. Esto pone de manifiesto el odio inconsciente que mueve a estas mujeres.

Muchas son las formas de expresión de odio, provenientes del inconsciente. Pero una de las más conocidas en nuestro ámbito social y cultural es el manifestado a través de la violencia de género.
Este tipo de violencia es el que se viene tratando de modificar de formas “cosméticas” a través de las nuevas tendencias y movimientos psicológicos como las terapia Cognoscitiva, que le permite a la pareja racionalizar sobre su problema, y su medio ambiente, pero se queda muy corto al profundizar sobre sus emociones y la naturaleza psíquica de las promueve. Las cortes y juzgados de muchos países están llenas de casos de AMOR Y ODIO, de violencia contra la pareja a quien se amó.

La tendencias de los constructos psicoanalíticos siguen aún vigentes, pues la naturaleza humana en la actualidad, continua sintiendo las mismas emociones de las mujeres y de los hombres de quince siglos atrás, y los deseos y las pulsiones sexuales, solamente han cambiado de sujeto a objeto, pero siguen siendo las mismas pulsiones que sintieron los seres humanos del pasado, y son las mismas que sienten las personas de esta época.

El amor, el odio y el sexo tienen profundos nexos que conforman una enorme gama de conductas sociales, empujadas por las presiones sociales, la moda, la cultura en nuestro mundo de las “comunicaciones globalizadas” donde la comunicación de la pareja ha pasado muy desapercibida y los afectos y sentimientos han sido modificados por los fenómenos transferenciales de ideales y deseos inconscientes, muchas veces suprimidos y reprimidos por esa misma cultura.

Reciban muchas felicidades en estas Navidades
Para consultas en pareja o conferencias, pueden dejar su mensaje en nuestro buzón de Comentarios.

PABLO

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